viernes, 7 de septiembre de 2007

Presencia ancestral.


KUELAP

Promediaban las 2am, ya me encontraba alistándome en mi hospedaje y a la espera de la movilidad que me llevaría hasta la Fortaleza de Kuelap. Como siempre Edwin, experimentado chofer, con una puntualidad incomparable, ya estaba en la puerta con el vehículo listo. Tomé mi maletín con todo lo necesario para mi trabajo, una casaca gruesa para el frió ya advertido y un paraguas, por si acaso era necesario.

Una ves arriba del auto, Edwin nos decía que el viaje duraría aproximadamente 3 horas y me sugirió dormir para ahorrar energías, la música que acompañaba, muy apropiada, facilitaba el sueño pendiente que me envolvía. Muy bien abrigado y cómodo caí en un profundo sueño imaginando en él todo lo que podría observar al llegar a la maravillosa ciudadela de Kuelap.

-Ya llegamos- dijo Edwin, y como si esas palabras fueran un detonante, salte con energía de mi improvisada cama con ruedas, miré a mi alrededor y aun estaba oscuro. -¿Qué hora es?- pregunté, -las cinco de la mañana- respondió. Habíamos llegado a una pequeña pampa usada como estacionamiento para los vehículos de los visitantes. Baje de carro y un frió penetrante recorrió todo mi cuerpo, -esperaremos un rato más- le dije.

Las primeras luces del alba anunciaban un día maravilloso, ya no era necesario el paraguas. Cogí mis cosas, y baje, aun sentía frió pero ya no podía esperar mas, deseaba poder fotografiar el amanecer desde la fortaleza, así que tome el camino con emoción y prisa a la ves. Una pendiente de 15 minutos que parecen eternos a casi 3000 metros de altura y una travesía de otros 10 minutos me colocaron bajo la muralla sur de la Fortaleza. Una pared inmensa de piedras colocadas con tanta perfección me dejó sin aliento, sumado a la caminata y la altura, era como casi morir, pero en un lugar como este, -bien vale la pena- dije.

Comencé rápidamente a capturar mis primeras imágenes, no pensaba, solo sentía, seguía y seguía rodeando la maravillosa construcción y tomando fotografías, así llegue a la primera entrada. Un sol impresionante me recibía, el calor que sólo el astro rey te puede brindar se opacaba con la magnificencia que la cultura Chachapoyas nos había heredado.

Ahora me doy cuenta que cuando uno conoce obras de tan fabulosas, las palabras sobran.
Habrahan Michell León León.
"DE UNA MIRADA, UNA EXPERIENCIA"

Amanecer en Kuelap, visto desde la segunda entrada.

Panorámica de la muralla Este, primera entrada.

Primera entrada.

Detalle de la construcción, primera entrada.

Interior de casa circular.


"Batan", intrumento usado en la molienda.

Pared de casa circular.


Casa circular.

Tallado en piedra, muralla de la primera entrada.

Fotografía desde arriba de la primera entrada.


Detalle de la muralla interior.


Detalle de ventana en casa circular.




1 comentario:

  1. VIVA LA REGION AMAZONAS, POR MAS LEJOS QUE VAYA NO TE OLVIDARE AMAZONAS MI TIERRA QUERIDA
    fventura73@hotmail.com

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