jueves, 13 de septiembre de 2007

Maravilla natural

Fotografiada desde el mirador de Valera.


GOCTA


Hace 2 años una noticia puso de pie a casi todo el Perú, se dio a conocer la que seria la tercera catarata más alta del mundo ubicada en el departamento de Amazonas. -¿Algún día la conocería?- fue la pregunta que me hice en ese momento.


El despertador hizo su trabajo aproximadamente a las cuatro de la madrugada. Luego de casi una semana de viajes y caminatas, mi cuerpo pedía descanso. Despegarme de las tibias sábanas de mi hospedaje fue la tarea más difícil, pero necesaria. Al sentarme en el filo de la cama, pensaba que había sido mala idea dejar la caminata más difícil para el final, casi tres horas de una húmeda trocha, sin pausa, intimidaba bastante a mi agotado ser.


Edwin, para variar, ya estaba esperándome en la puerta del hotel, faltaba solo recoger a Javier, alumno de la UNAT, quien sería mi guía y apoyo aquel día. La alegría característica del bohemio estudiante al entrar en el auto, dio un aire nuevo al viaje, las pícaras bromas y risas interminables fueron acompañantes precisos para iniciar un día especial, como especial seria lo que nuestros ojos estarían por conocer.


Cocachimba, el pueblo desde donde sería nuestra partida, nos recibía con un sol ausente, aquella falta de calor fue sustituida por la abrigadora recepción de los simpáticos pobladores, quienes a pesar de ser muy temprano ya estaban en pie y haciendo sus labores cotidianas. Don Telésforo, secretario de turismo en la localidad por aquellos días, se acercó a darnos la bienvenida y proveernos de toda la información necesaria para nuestra visita a la catarata. Luego de hacer el pago correspondiente para el ingreso, Javier y yo emprendimos la caminata hacia nuestro objetivo, GOCTA!


Llevábamos apenas 30 minutos caminando y las piernas la empezaban a mostrar los inconfundibles signos del cansancio. Acompañados siempre por un interminable desfile de mariposas, tratábamos de llegar a un primer mirador y así disparar nuestras primeras fotografías de la bella caída de agua. Una resolana, producto de los rayos de sol filtrado por las cerradas nubes en el cielo, producían un efecto que no permitiría, desde mi punto de vista, conseguir la foto deseada.


Al llegar a uno de los miradores, lo que suponíamos se acentuaba, la luz no era la mejor, esto empeoraba con las gotas que caían, anunciando una lluvia que dificultaba, aun más, todo el trabajo encomendado. -¡Por Valera!- dijo Javier, indicando regresar a Cocachimba y dirigirnos a la localidad de San Pablo de Valera, otro punto de ingreso para la catarata. Todas las dificultades encontradas en nuestra primera incursión, indicaba que sería la mejor decisión a tomar.


En Valera, la lluvia parecía no tener fin. El tiempo corría contra nosotros. Cansados por la primera caminata y bien cubiertos con nuestros ponchos para la lluvia, decidimos avanzar. Este camino, mucho más llano que el otro, nos llevaría hasta un mirador ubicado a una hora y media por una trocha igual de complicada que la primera. desde allí podríamos hacer fotos de toda la catarata. La humedad reinante y el calor provocado por el esfuerzo físico de nuestros cuerpos cubiertos con los impermeables, provocaban un bochorno insoportable, pero no podíamos detenernos, era nuestra última oportunidad.


Nuestra dura travesía de aquel día, nos dio por fin un premio más que sorprendente. Con forme continuábamos nuestros ojos se habrían paso de entre los arboles, teníamos a la vista la primera caída. La lluvia, que tanto habíamos maldecido, provocó un aumento considerable del caudal. -¡Esta genial!- dijo Javier, -¡Jamás la he visto así!- Agregó. Sus ojos, al igual que los míos, mostraban alegría, parecía ser otra catarata y no la que vimos horas más temprano. El cansancio pareció desaparecer, las fuerzas volvían y solo teníamos en mente llegar, sea como sea.


Habíamos caminado toda la mañana, primero por Cocachimba y luego por San Pablo de Valera, casi cinco horas y media de un andar interminable, de un sufrimiento a cada paso, fue bendecido por la mas espectacular maravilla de la naturaleza, ante nosotros, con un rugir impresionante, GOCTA, la tercera catarata más alta del mundo nos permitía verla en toda su magnificencia.
Hicimos las fotografías y me senté a contemplar este regalo de Dios, pensaba en qué más se le puede pedir a este mundo, en qué nos falta para ser felices, solo la palabra PAZ llegaba a mi mente. Si tan solo pudiéramos estar en armonía, como la naturaleza lo está, otro sería el destino del hombre y de todos los seres que con él conviven.


Habrahan Michell León León

Con el permiso de la naturaleza...



Detalle de la segunda caída - Mirador de Valera.

Fotografiada desde el mirador de Valera.

Vista de las dos caídas - Mirador de Cocachimba.


Detalle de la catarata y el bosque que la rodea.

Panorámica de la segunda caída.

Detalle de la segunda caída.