Recibir la noticia de mi visita al departamento de Amazonas los primeros días de mayo, causó en mi una gran emoción, aquella que solo puede sentir una persona identificada con la naturaleza, la gente y las maravillas que un mundo antiguo heredó a la gente que hoy habita esta maravillosa tierra.
El cosquilleo que revoloteaba en mi nervioso estómago, comparado con el primer día de clases en la escuela, anunciaba una experiencia inolvidable en mi vida. No sólo me alegraba el hecho de recorrer nuevos caminos y captar mediante el arte fotográfico la esencia de todo aquello que me rodearía, también el aprender y entender que todo esto necesita de nuestra ayuda para subsistir, convirtiéndose así en patrimonio sentimental de cada uno de los peruanos, siendo nuestra primordial tarea la conservación de cada una de las maravillas que existen, desde los restos arqueológicos, flora, fauna y la cultura viva presente en los corazones de aquellos que aun viven de su tierra.
Mi trabajo como fotógrafo me llevo primero a conocer los atractivos turísticos de las provincias de CHACHAPOYAS, LUYA Y BONGARÁ, captando en mis imágenes toda la parte arqueológica, muy rica y abundante en todos los lugares definidos como mis recorridos laborales. Quede impresionado con la cantidad de construcciones antiguas y lo magnífico de su elaboración, grabando en mi mente la certeza que grandes hombres y muy capaces nos precedieron en este bello pedazo de paraíso ubicado en AMAZONAS.
La naturaleza también fue objeto del trabajo, así pude visitar la catarata de GOCTA, una caída de agua de 771 metros rodeada de un bosque de nubes habitado por especies animales y vegetales, donde la vida animal aun puede existir sin temor a ser depredada por la única especie que encuentra esta práctica necesaria -EL HOMBRE-.
Otra obra maestra natural es el VALLE DE HUAYLLA BELÉN, un río serpenteante que pasea sus aguas por las llanuras, haciendo posible la presencia de pasto que el ganado de pobladores aledaños usa como principal fuente de alimentación. En la parte alta del valle, rodeando todo este regalo de Dios, un bosque de nubes se levanta impresionante e intimidante, la variedad de fauna y flora que acá se encuentra es digna de respeto y admiración. La presencia de Osos de Anteojos, Pava de Monte y Venado nos indica que este páramo aun se encuentra lejos de la huella humana, permitiendo un exitoso ecosistema lleno de armonía y señorío.
Un lugar que capturó mi atención y dejo perplejo a mis sentidos fue la Caverna de QUIOCTA, una formación natural de casi 600 metros de profundidad, convirtiéndola en una de las más profundas de América y en un destino turístico obligado para todos. Al hacer el ingreso a este impresionante capricho a la naturaleza, uno no puede dejar de creer que está en una especie de túnel del tiempo al observar las formaciones rocosas conocidas como estalactitas y estalagmitas trabajadas en años por la erosión del agua filtrada. La presencia de un cielo razo plano y 6 galerías circulares formadas en la roca de la montaña, me hicieron pensar si la mano humana de nuestros ancestros no habría tenido presencia también en este lugar. Esa es una teoría personal y no tiene la sustentación de un profesional en Espeleología, pero si que la imaginación vuela ante tanta maravilla.
Llegue el 23 de mayo y hasta el día de hoy no he vuelto a pisar suelo limeño, lo increíble de esta tierra ha cautivado mis sentidos, sobre todo el fotográfico. La gente de las localidades situadas en la lejanía de las montaña, sin la contaminación citadina, les proporciona una inocencia que conmueve, tratando al visitante con un cariño incomparable, aquel que perdemos cuando estamos a merced de las necesidades innecesarias que aprendemos cada ves que estamos mas cerca de aquello que llamamos "mundo".
Habrahan Michell León León - FOTÓGRAFO.